FIEBRE AMARILLA
El período de incubación de la enfermedad es de 3-6 días. Se caracteriza por ser una enfermedad infecciosa aguda con un cuadro febril característico. Puede producir insuficiencia hepática y renal con un grado de mortalidad elevado.
Muchos casos son asintomáticos, pero cuando hay síntomas los más frecuentes son: fiebre, cefaleas, ictericia, dolores musculares, náuseas, vómitos y cansancio. En la mayoría de los casos los síntomas desaparecen en 3 o 4 días.
Pero, un pequeño porcentaje de pacientes entran a las 24 horas de la remisión inicial en una segunda fase, más tóxica, donde la mitad de los casos fallecen en un plazo de 7 a 10 días.
Un buen tratamiento de apoyo en el hospital aumenta la tasa de supervivencia. Es la única enfermedad que la OMS obliga a vacunarse dependiendo si se desea viajar a África tropical, la América Central y Sudamérica. Una única dosis confiere inmunidad durante 10 años, aunque en algunos casos sería necesario administrar una dosis de recuerdo. Es una vacuna segura y asequible (ofrece una inmunidad efectiva al 99% de las personas vacunadas en un plazo de 30 días).
La OMS recomienda que todos los países en riesgo dispongan al menos de un laboratorio nacional en el que se puedan realizar análisis de sangre básicos para detectar la fiebre amarilla.
Hay tres tipos de ciclos (etapas) de transmisión:
Desde los siglos XVII hasta XIX, la exportación de la fiebre amarilla a Norteamérica y Europa causó grandes brotes que trastornaron la economía y el desarrollo, y en algunos casos diezmaron la población.
Un episodio de fiebre amarilla (1871), Juan M. Blanes.
- En 2006, la Iniciativa contra la Fiebre Amarilla se lanzó para garantizar el suministro mundial de vacunas y aumentar la inmunidad de la población mediante la vacunación. Un resultado de este esfuerzo internacional es que no se han notificado brotes de fiebre amarilla en África Occidental en 2015.
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